miércoles, 11 de junio de 2008

Onesan

La chica de la izquierda, la que tiene el plumero rojo, es mi hermana Rossana. Ella es culpable de muchos de los traumas que he tenido (y que la convivencia con Roby me ha quitado), ¿porque? pues porque siempre ha sido una mujer de diez. Diez en conducta, diez en la escuela (sacó el primer lugar de su campus), diez en la administración de su tiempo y demás dieces que puedan imaginar. Hace algunas semanas, CERES, el grupo de danza contemporánea donde baila, fue invitado a bailar en la ciudad de México y órale que pa'llá van con todo y plumeros.

Me es muy díficil tenerla lejos, porque es una persona indispensable. Cuando el trabajo me asfixia, quisiera que estuviera en Monterrey para ir a verla y traumarme más. Cuando quiero ir al cine, pienso que si mi hermana y yo vivieramos en el mismo lugar, dejaríamos a las niñas con los maridos y nos sentaríamos a comer palomitas y observar. Cuando no tengo que ponerme, me encantaría correr a su closet y robarle algo, para sentirme de estreno. Gracias a Dios, Andy está cerca, pero no es lo mismo.

Por eso me hace tan feliz que mis hijas se lleven 1 año y medio de edad. Las veo platicando, peleando, preocupándose una por la otra y me gusta imaginar que siempre estarán juntas, irremediablemente. Las hermanas son regalos de Dios ¡especialmente cuando son tan talentosas como la mía!