viernes, 12 de junio de 2009

Impericia

La noche del 4 de junio 2009 pasé un gran susto. Mi hija Monty -la maga, la montaña que ubica- se hinchó. No sé exactamente que pasó, solo recuerdo que dimos una caminata nocturna. Después, tengo una foto difusa de ella en la regadera con sus piernitas y bracitos rojos y enronchados, con los ojitos casi cerrados y el ánimo desfalleciente. Como pudimos, Roberto y yo corrimos al hospital. En el camino, rezaba, pedía a Dios que no le pasara nada grave. Prometí una y cien cosas mientras trataba de contar anécdotas esperanzadoras para que no evidenciar mi angustia. Ya en el hospital, la doctora de guardia nos dijo que todo estaba bien. Monty solo tenía una alergia provocada por algún agente externo. ¿Cual? Quiensabe. Quizás un mosco, una araña, un fertilizante, un pesticida o el simple roce de una hierba. Una enfermera la inyectó, le dió a tomar una medicina verde y la dejó en observación. La inflamación disminuyó y al cabo de un rato volvimos a casa, agradecidos de que el trance fuera solo una llamada de atención.
.
Al día siguiente, las noticias anunciaron el incendio de la guardería ABC. Una bodega sin ventanas, con techo de lámina, cobró la factura de utilizar un inmueble para fines distintos a los de su construcción. Las bodegas son para guardar cosas, no personas, y menos bebés que ni siquiera saben gatear. 46 niños murieron quemados o asfixiados, todos pequeños, como mis hijas, todos hijos de mujeres que trabajan, como yo. Desde ese día experimento una tristeza intermitente. Repaso mi macrosusto con Monty, lo analogo a la tragedia de las madres de angelitos que volvieron al cielo y me invade una mezcla de vergüenza, dolor, impotencia y coraje. Intento ponerme en otra piel y no puedo. La inesperada pérdida de un ser amado es un acto para el que nadie tiene pericia. Menos aún, si ese ser es un chiquito, que nació de uno y que vino al mundo a dejar constancia del amor. No encuentro palabras de consuelo para los otros ni de entendimiento para mí. Mi único pensamiento al respecto está impregnado de impericia. La impericia de acostumbrarse a vivir en un país donde hay que trabajar para medio-subsistir. La Impericia que genera servicios de asistencia social deficientes. La impericia espiritual de personas ruines que se enriquecen a costa de la inseguridad de otros. Pienso y no lo acepto. Imagino las escenas y no las concibo. Veo la foto de mis hijas, muy sonrientes con sus uniformes escolares y le pido a la vida que las cuide mucho, porque no estoy preparada, porque me declaro incompetente para vivir sin ellas.
.
El dolor es también un sentimiento que une a los individuos. Todos los que crean en alguna fuerza suprema, recen. Los que sean ateos prendan una vela. LLoremos juntos a los niños sonorenses que se fueron, compartamos el dolor de sus deudos. Reflexionemos, exijamos el alto de tragedias como èsta. Comulguemos con el sufrimiento de los otros, que en cualquier momento pueden volverse nosotros.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Sabes linda,a mi hijo le pasa igual,pero con los perros,los acaricia y ya de rato esta seupr hinchado,labios,piel se llena de ronchas,es cierto nadie esta preparado para la muerte
cuidate y cuida mucho atus hijos,encomiandalas a su angel de la guarda,rezales un padre nuestro y mientras rezes ,prende una veladora,cuando acabes apagala,te entiendo y comprendo
yo no quize lear nada sobre esa tragedia,soy muy llorona
beshos sirenos

la burbuja de yol dijo...

Hola mi Monce:

Leyendote veo que estamos en el mismo canal, en la misma tristeza y asombro recordando lo sucedido, solo con la diferencia de que tu eres madre y yo no. Si senti tan horrible de solo pensar en esas creaturitas y mis sobrinos no me puedo imaginar que sentiste tu.
Ahora la parte motivable, bueno eso creo yo: Mira, tu puedes pedirle a tus angeles porque para eso estan, solo que ellos no pueden hacer nada si tu no se los ordena porque tienes libre albeldrio de hacerlo. Ordenales de manera bonita que protejan a tus hijos, que los custodie a donde quiera que vayan, que los cubran con sus alas y que siempre los acompañen. tambien que te cambien tus miedos por confianza y seguridad y que te de la paz que necesitas (cuando estes angustiada).
Tambien no digas: "que no les pase nada" cambialo por "Que todo este bien".

Si te fijas cuando hay manifestaciones de NO a la guerra, NO ala violencia, se sigue generando mas violencia y mas guerra porque en masa se esta negando algo. si lo cambiaramos a SI a la paz, si a la union, otra cosa sería.

No me quiero ver como la que se el "secreto", pero si entiendo como te sientes ante esas circunstancias y en lo que puede pasarnos a cualquiera. te mando un abrazote comadrita y seamos agradecidos por todo, por el dia, el calor, la salud, etc.

cuidate mucho y espero no caerte gorda :)

Montserrat dijo...

Normis.

Muchas gracias por tu comentario.
Un besote.

Yol,

Para nada me caes gorda. Gracias por la enseñanza. MI mamà siempre me dice eso, que hay que pedir lo que uno quiere, no lo que uno no quiere, porque somos como imanes ante la fuerza de la atracciòn. Les voy a pedir a los angelitos que me cuiden, que te cuiden y que nos cuiden.

Gracias por la solidaridad con esta causa, que les pasò a otros. Unirnos a su dolor y acompañarles, de la forma en que nos sea posible es lo menos que podemos hacer para crear un mundo mejor. SE oye muy clicheteroso, pero asì es.

Besos!

Montserrat.-