lunes, 23 de marzo de 2009

Jaime

El 19 de marzo de 1999, Jaime Sabines partió al cielo. Sus últimos años fueron dolorosos para él y para los amorosos que no lo dejábamos ir. Dos años antes, lo ví leer en el Luis Elizondo y atestigüé el enamoramiento que sus letras provocaban, esa complicidad entre el escritor y los lectores que se adueñaban de sus historias y las transformaban en propias. No ha habido un poeta como él. Un narrador que escuche auditorios enteros corear sus palabras, exigirle a gritos la lectura de sus poesías. Hace falta. Los amorosos necesitamos su voz grave. El día de su muerte regresaba a Laredo y al bajarme del autobús supe la noticia. LLoré uno o dos días, encerrada en mi cuarto, ante la extrañeza de mi mamá y la incredulidad de mis hermanos. Jaime Sabines era alguien a quien estimaba. Su poesía personificaba al amor. A ese amor sentido por el más común de los peatones, por el enamorado padre, por los hijos. El amor del televidente a la tele, del aburrido a la actividad, del humano a Dios. Nos regaló la emoción de una cojita embarazada, de las empleadas domésticas en un domingo, de los eternos contempladores de la luna. Creo que, como lo dice en el último de sus poemas, Dios es un tipo magnífico que nos manda personajes como él, atemporales, universales, eternos.

miércoles, 18 de marzo de 2009

Esquimas... Esquimas... Oooooooooooh!

Me shockean las cosas piratas. Sin ofender a nadie, pero no entiendo como la gente puede gastar tanto dinero en algo falso. Una vez, coaccionada por alguna excliente piratosa, compré una réplica (que así les dicen) de Bolsa coach. La malosa bolsita me costó como dosmil pesos y me duró seis-si-seis!! meses. A partir de ese suceso mi cerebro registró la siguiente fórmula algebráica: caro+chafa= pirata. Conozco muchas personas que se gastan un dineral comprando malas copias de cosas. Y ahí viene mi siguiente reflexión. Si uno comprara, por ejemplo, una maleta Louis Vuitton, gastaría alrededor de $150,000.00 MN, entonces, son cosas que no están al alcance de los clasemedieros como yo. Luego, si yo me comprase esa maleta en versión falsa pa' presumirla, haría guaje a la gente que no tiene ni idea de cuanto vale (por lo que mi presunción de apañamiento no serviría) y las personas ricas que conozco pensarían: 'Jelou con la cha-ba na.ca, que se creé la goey?
Igual me pasa con todo aquello que suene a pirata, porque la piratería -invención china del sigo pasado- existe hasta en la comida. ¿Conocen las papas que se llaman rugees? La cocacola roja con letras grandotas que se llama BIGCOLA? Eso bendito sea al dios se puede notar, pero existen el vodka, el whisky y el hasta tequila falsos. Creo que es mejor comprar y usar cosas auténticas y que si gastasemos menos en la piratería, las cosas originales bajarían sus costos y serían más accesibles a nuestra cartera. También daríamos más espacio para que los artistas nuevos (diseñadores, pintores, músicos, etc.) se desarrollaran, obtuvieran retribuciones justas de sus trabajos. En suma, obtendríamos mayor calidad en los bienes que consumimos. Just dreaming.
Ayer pensaba en toda esta onda piratona mientras le platicaba a la onesan que Andie pasa por momentos de prueba y se me ocurrió algo realmente naco y pirata (Oh por Dios estoy saliendo del closet!!!) Aunque estemos lejos, nosotros tres -que somos los esquimas- podremos unir nuestro amor y fuerza si ponemos nuestro dedito índice en la tecla del enter, contamos tres y gritamos: esquimas-esquimas-Ooooooooooooh! Suena un poquito a los thundercats pero no es lo mismo, porque nosotros no tenemos los pelos de estridentes colores (ajá sí)
Nota del editor: Quien escribe tiene un trauma sumamente latente provocado porque en el sexto año, una maestra la obligó a forrar su libretita de tareas que previamente y durante meses había tapizado de calcomanías thundercatosas, pero eso es otra historia.
Animo Andie! Te amo!

miércoles, 4 de marzo de 2009

Superficial superstar

La semana pasada me reuní con mis amigas pretties. Hablamos mucho de muchos temas. Martha dijo que todos los que publicamos en el ciberespacio (facebookeros-blogueros-hifiveros-flickarosos-myspacesosos y demás eros y osos) somos unos falsos. Su teoría se basa en que la gente solo se toma fotos cuando está contenta y que solo escribe de lo bueno que le pasa. Después de tan suspicaz explicación, arremetió directo al hígado: Por ejemplo, tú, ¿a poco todo lo que te pasa es bueno? Nunca he visto que publiques nada malo en tu blog! Tómala! Yo asentí, disentí y solté algunas palabras que no han de haber tenido mucho soporte, porque terminé aceptando lo dicho sin chistar. Varios días y horas de sueño después he pensado que tiene razón pero -como todo en este mundo traidor-solo en alguna parte.
En lo que a mí toca, si me enfurezco y mucho y muy seguido, más, cuando eso pasa estoy tan consumida por la emoción que no puedo hilar frases ni escribir. He aprendido que durante el enojamiento uno dice muchas cosas que no siente ni piensa, así que lo mejor es vociferar todo lo que se cargue en el ronco pecho con el/la culpable del enojo o en el mejor de los escenarios, solo. Sí solo-alone, en un rincón de la casa, en la oficina -tenga usted vitacilina- al ir manejando o caminando, pero nunca colgarle conflictos impropios a terceros ajenos porque el lío se multiplica, la imagen se pierde y con ella las amistades y las querencias. Me entristezco también y de eso hay mucha constancia aquí. Ahora mismo estoy triste porque desde ayer Mariana tiene calentura y no me ha quedado más remedio que ir a dejarla a la escuela. Ni modo! Abuelita Winfa no está. M-Mamá tiene mucho trabajo. Es muy pequeña para dejarla sola en casa, así que a la escuela y ba-bai. En ese rubro, veo a las secretarias de la oficina que faltan cada vez que a sus hijos les duele algo y me provocan envidia. Yo quisiera hacer lo mismo, pero no puedo porque tengo demasiadas responsabilidades ligadas a los tiempos y para esos tiempos no hay un "mi-tiempo" sino solo el tiempo legal que es odioso, impersonal y frío. La alegría es un sentimiento que -bendito sea el Dios- experimento con regularidad. Hay veces en que me pone feliz recibir un mail o un mensaje en el celu. Otras veces la felicidad tiene precio y se tranforma en un cafecito o unos fritos. Me alegra ver a mis hijas, me alegra que me cuenten un chiste aunque sea malo pero sobre todo, me alegra escribir. Hace meses leí que las personas que tienen un Blog son más felices (¿?) porque se permiten descargar emociones y después repasarlas tranquilamente con ojo análitico.
Amo el facebook, porque me permite ver más allá de lo evidente sin transformarme en León-O. Coincido en que es un espejito falso, porque nadie pone fotos de malos momentos. Sin embargo prefiero ese espejo pañoso que la oscuridad de no tener imágenes de las personas que quiero. La falsedad también tiene un lado bueno, contagioso. Ver o leer cosas amenas te relaja, te conecta con el lado humano y te hace soñar, independientemente de la macroeconomía y sus cuestiones coyunturales... pero como le prometí a Esteban no hablar más de la crisis aquí le dejo, y me declaro oficialmente una superficial superstar.