miércoles, 5 de marzo de 2008

Ta-ta-tá

El sàbado pasado Monty, Marianita y yo vimos la pelìcula de Ratatouille (o "ta-ta-tà", como dice Marianita).
Yo me emocionè hasta las làgrimas, porque -como la mayorìa de ustedes sabe- soy hija de un chef. Mi papà conociò a mi mamà en la cocina de un hotel y en base a ello, la comida ha sido un rector de mi vida. Desde niña vì a mi papà invertir su tiempo leyendo, buscando los ingredientes, los utensilios, la forma para preparar recetas deliciosas. Desde siempre mi mamà se empeñò en que nuestra mesa estuviera servida con manteles, en que utilizàramos todos los cubiertos, en que nos sentaramos correctamente y sobre todo, en concentizarnos acerca de la maravillosa experiencia de comer.
Yo sabìa muchas de las cosas que dicen en la pelìcula. Mi papà decìa que antes los Chefs se formaban en una dictadura, pues los secretos culinarios se aprendìan en base a rumores. Los novatos tenìan que investigar donde comprar las verduras, cuanta azùcar o sal poner en los platillos, a que temperatura hornear los flanes y un infinito etcètera que era descubierto con el tiempo y la observaciòn cuidadosa. Hasta hoy, ningùn cocinero revela nada y el conocimiento solo se adquiere a prueba y error. El mejor chef es el que siempre tiene limpia su filipina y la mejor comida es la que se cocina al momento de ordenarla.
Al ver la pelìcula recordè las temporadas en que vivìamos en los hoteles. Yo recorrìa las cocinas que me parecìan enormes y deambulaba por los pasillos y el almacèn hasta llegar a la oficina del chef. Mi papà siempre me regañaba y me pedìa que me alejara, dicièndome que podìa quemarme o incluso, ser aplastada por las enormes ollas que se utilizaban. La pelìcula me hizo reencontrarme con esa niña inquieta y valorar de nuevo, como siempre, mi situaciòn privilegiada, pues pudiendo ser hija de un abogado, de un mèdico o de un contador, nacì hija de un papà-chef, del mejor que conozco y del que me enseñò a comer utilizando todos los sentidos del cuerpo.
La moda ratatoille me despertò el gen cocinero que tambièn recibì por herencia paterna. Ya les contarè despuès que tal me va, si es que en mi vida aplica ese refràn que dice: "hijo de tigre ... pintito".

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