martes, 25 de marzo de 2008

David González

Conocí a David hace casi 7 años. Yo acababa de regresar a Monterrey y vivía de refugiada con Nelly. No puedo decir que nos hicimos amigos de inmediato, más bien, al pobre no le quedó más remedio que hacerse mi amigo pues yo perseguía incensantemente a uno de sus roomies y pasaba mucho tiempo en su departamento. A la distancia, hay muchas cosas que me unen a él. Dejando a un lado que es un tipazo, la vida nos ha permitido compartir muchas cosas. Juntos hemos llorado de dolor, de alegría, de impotencia, de coraje. Sufrimos por los malos empleos, las deudas y los dolores de muelas. David fue el primer amigo que conoció a Roberto, mi esposo, después de que un buen día me invitó a una comida que se hizo cena porque se tardo las horas en prepararla. También fue el primero que me vió embarazada de Monty, mi hija mayor.
David es una persona con quien te puedes pasar la vida platicando, pues te cuenta su vida de una forma súper divertida que hace que el tiempo pase rapídisimo. Gracias a Dios se encontró con una niña preciosa y sumamente inteligente, se casó con ella el año pasado y ambos se ven enamorados y muy felices. El pasado diciembre fuimos a comer para celebrar mi cumpleaños y estuvimos botados de la risa oyendo las peripecias de su viaje de luna de miel a Hawai.
Pues bien, David hoy cumple años. Este es su primer cumpleaños casado. Estoy segura de que la pasará súper bien, pues vive una época muy padre en lo personal y profesional. Roberto, Monty, Marianita y yo le mandamos un abrazo fuerte y le deseamos que esta etapa se extienda para siempre. Yo además, le agradezco su amistad, pues es una de las mejores cosas que me han sucedido en la vida y aprovecho para pedirle disculpas por ser tan mala amiga, así como para pedirle paciencia pues espero seguir siendo la peor de sus amigas por muchos años más.

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