miércoles, 3 de septiembre de 2008

Mi mamá es una ensalada (parafraseando a Mariana)

Ayer fui a cenar a casa de mi mamá. ¿Que tienen las mamás en las manos que hace que su comida sea deliciosa? Yo hago las quesadillas igual, ¿que chiste puede tener su elabración? pero no hay punto de comparación con las que prepara Winfa. Como dicen en Kung-Fu-Panda... el ingrediente secreto es ... ¡nada! Será la práctica, será una bendición, lo único que espero es vivir para estar con mis hijas cuando tengan 30 años y ya entrados en gastos, recibir los poderes mágicos para cocinar exquisitamente.
Abrí la vasija de la ensalada y encontré un mosaico de colores típico de Winfa. Ahí convivían armoniosamente, lechugas orejonas, zanahorias brillantes, germinado de lentejas y repollo morado. Ver ese cuadro comestible hizo que me acordara de un post escrito por Mariana en el que dice que muchas de sus querencias están amarradas a la comida. No sé si es coincidencia, o si es el gen cocinerillo, pero pienso lo mismo. Si describiera a mi mamá en un platillo, sería una ensalada, porque sus ensaladas son como ella: coloridas, llenas de vida, vibrantes, sanas, apapachadoras, y sobre todo ÚNICAS. Mi papá sería sus sopas, que parecen las sopas de fideo de todo el mundo pero tienen un sabor permanente, como sus enseñanzas. También sería su creación para la cenas de fin de año, titulada surf&turf, muestra perfecta de su sobriedad, su elegancia y el análisis riguroso que rige su vida. Roby, sería sus sandwichitos de cheez weez o de galletitas Marías, creativos, mágicos, sencillos, detallistas y grandiosos, como él.
Mariana tiene razón, si le pienso más, haría una lista interminable de afectos y comidas, de momentos y emociones, de vivencias y reflexiones. Mi abuelita Luz siempre dice que la comida es la vida. También ella tiene razón.

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