Guadalajara

No me gusta ir a Guadalajara.

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Viajè el 16 de marzo del 2000 y la pasè muy mal. Como pocos saben, a mis papàs se les ocurriò la genial idea de registrarme en Puerto Vallarta. Había Leído que en la oficina central del Registro Civil de Jalisco -que obvio està en GDL- podìa sacar mi acta de nacimiento actualizada, requisito indispensable para titularme. Asì que hice cuentas, armè itinerario y me fuì. Salì de Monterrey a las 12 de la noche y lleguè a Guadalajara a las 8 de la mañana. Habìa que encontrar la oficina, hacer el tràmite, pasear un poco y tomar el camiòn de regreso el mismo dìa. No era precisamente un plan vacacional. Pasaba por temporadas dìficiles, recièn salía de una depresiòn, ya no estaba en la escuela y no tenía trabajo. Tomè un taxi, lleguè a la oficina, hice una enorme fila y cuando estuve frente a la ventanilla de atenciòn PLAM! "Actas digitalizadas: De los nacidos en Guadalajara, todos. De los nacidos en los demàs municipios del estado: De 1980 a la fecha" ¿Porque no se me ocurriò preguntar antes de dar la vueltecita??? Para colmo, springbreakers a la vista, todos los hoteles ocupados y ùnica salida disponible a Puerto Vallarta el dìa siguiente a las 9:30 am. Tomè aire, soltè lagrimillas, llamè a mi mamà para que me depositara màs dinero y en espera de que pasara el tiempo, llamè a Alex a Culiacàn para contarle mi tragedia. Alex no me contestò, porque estaba en Guadalajara de viaje de negocios. Su secretaria, en un gesto que nunca olvidarè, me pasò su celular. Le llamè, le dije que estaba perdida en la perla tapatìa, que no habìa habitaciones disponibles, que no habìa salidas a Vallarta y, en otro gesto de los màs gentiles que alguien ha tenido conmigo, me dijo, vete al Holiday Inn Select, tengo una habitaciòn reservada, pero estoy en una junta y me desocupo como a las 5:00 pm. Si no tienes en donde estar, ve al lobby, ahì nos veremos. Paseè un poco por el centro, lleguè a un Sanborn`s con piso subtèrraneo, me cambiè de ropa en el baño y comprè el libro de LA TREGUA de Mario Benedetti. Seguì paseando, comprè chucherìas, comì pozole blanco en el restaurante de la Chata, fuì al hospicio Cabañas, a la Catedral con sus torres en forma de alcatraces invertidos, al mercado, a la rotonda de los hombres ilustres, le pedì a un taxista que me llevara a comer tortas ahogadas y cuando me cansè, como a las 3:00 pm, tomè un taxi. En la espera de Alex, comencè mi lectura. Me enamorè de Laura Avellaneda, de Martìn Santomè, de sus hijos y sobre todo del maestro Benedetti. Alex no llegò a la hora prometida porque su reuniòn se alargò y yo pasè màs de 4 horas seguidas leyendo el libro. Por fin arribò, platicamos y fuimos a dormir. Al dìa siguiente, èl continuò su itinerario como abogado de Cemex y yo salì a Puerto Vallarta, conseguì mi acta, me quedè 2 dìas, comprè un traje de baño en bluejeans, juguè con un perro en la playa, vì la casa donde vivì cuando era un bebè, recorrì las calles que recorrìan mis padres, escuchè un saxofonista, caminè a la oficina postal, tomè una bebida en el Zoo, comì boneless buffalo wings en el Hard Rock, encontrè un grado de paz que jamàs he podido experimentar de nuevo, continuè con el libro, y por casualidad o coincidencia, terminè de leerlo justo antes de tomar el camiòn de regreso a Monterrey. A partir de ese viaje me convertì en asidua lectora de los textos de Benedetti, creo que incluso es el autor de quien màs libros he leìdo, porque pasè los siguientes años juntando dinero para comprar toda la colecciòn de textos que le publicò Alfaguara.

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Alex muriò el jueves 4 de diciembre del 2003 y ayer, domingo 17 de mayo del 2009, muriò el maestro. A mì me acaba de caer el veinte de que en ese viaje que tanto lamento, tuve la oportunidad de ser acompañada por 2 de los seres que màs he estimado. Me duele la muerte de Benedetti, como me doliò la de Alex. Tengo ganas de llorar a grito suelto, de no hacer nada, de ir a la iglesia y rezar por èl, por ellos, de que alguien me invite a leer sus textos. Hoy me siento triste, muy triste.