jueves, 2 de octubre de 2008

2 de Octubre

El movimiento del 68 fue la lucha social que más marcó mi adolescencia. Supe que existió a partir de que leí La noche de Tlatelolco de Elena Poniatowska. Creo que fue el primer suceso que investigué, porque leí libros y libros, periódicos, hablé con personas y tal, hasta saciar mi curiosidad acerca de la tenebrosa efeméride. Ya en la universidad, participé en coloquios y celebraciones conmemorativas. A partir de él, supe lo mucho que me apasionaba investigar y lo mucho que me interesaban los movimientos sociales. Un poco por el 68 hice mi tesis sobre la Corte Penal Internacional, un poco por sus participantes, hacía trabajos finales sobre el derecho a la información. Ahora que soy una adulta, que además soy madre de familia, empleada y pago impuestos, veo que la dimensión que le hemos dado a esa fecha esta envuelta en un halo misterioso. Que a partir del 2 de octubre y las modas del CHE se enarbolan causas juveniles difusas y que el mito ha superado lo acontecido. No es que difiera de la importancia de la fecha, sino que ahora creo que solo sus protagonistas -a quienes no conozco más que por entrevistas- saben su verdadera importancia, así como la magnitud de su legado histórico.
Hoy, 2 de Octubre de 2008, 40 años después, algunos menos después de que dejé la universidad, les comparto esta poesía de la inmensa Rosario Castellanos.
MEMORIAL DE TLATELOLCO La oscuridad engendra la violencia
y la violencia pide oscuridad para cuajar el crimen.
Por eso el dos de octubre aguardó hasta la noche
para que nadie viera la mano que empuñaba el arma,
sino sólo su efecto de relámpago.
¿Y a esa luz, breve y lívida, quién?
¿Quién es el que mata?
¿Quiénes los que agonizan, los que mueren?
¿Los que huyen sin zapatos?
¿Los que van a caer al pozo de una cárcel?
¿Los que se pudren en el hospital?
¿Los que se quedan mudos, para siempre, de espanto?
¿Quién? ¿Quiénes? Nadie.
Al día siguente, nadie.
La plaza amaneció barrida;
los periódicos dieron como noticia principal el estado del tiempo.
Y en la televisión, en la radio, en el cine no hubo ningún cambio de programa,
ningún anuncio intercalado ni un minuto de silencio en el banquete.
(Pues prosiguió el banquete.)
No busques lo que no hay: huellas, cadáveres
que todo se le ha dado como ofrenda a una diosa,
a la Devoradora de Excrementos. No hurgues en los archivos pues nada consta en actas. Más que aquí que toco una llaga: es mi memoria.
Duele, luego es verdad.
Sangre con sangrey si la llamo mía traiciono a todos.
Recuerdo, recordamos.
Ésta es nuestra manera de ayudar a que amanezca
sobre tantas conciencias mancilladas,
sobre un texto iracundo,
sobre una reja abierta,
sobre el rostro amparado tras la máscara.
Recuerdo, recordemos
Hasta que la justicia se siente entre nosotros. * Si algún lector es igual de clavado que yo y quiere saber más, puede visitar: http://tachiblog.com.mx/

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