miércoles, 1 de octubre de 2008

Incredulidad

El 16 de septiembre en la noche oí a López Dóriga decir que un atentado había matado a 8 personas en la celebración del grito y automáticamente pensé que había sido en otro país. Minutos después reaccioné y recordé que el grito, es una celebración mexicana, por lo que caí en cuenta de que sucedió aquí. En Sinaloa! -pensé de nuevo- y de nuevo me equivoqué. Fue en Morelia, una de las ciudades más bellas que he conocido y a la cual siempre he añorado regresar acompañada de mis hijas y mi esposo. Por lo pronto no más, gracias.
El lunes en la mañana leí en el periódico que encontraron 16 cádaveres tirados al lado de una escuela y que a muchos de ellos les habían cortado la lengua. Fue en Colombia! -me imaginé- seguí leyendo para enterarme que había sido en Tijuana y que la bolsa con lenguas también fue encontrada con letreros que aludían el hecho.
Hoy leí que un campesino se inmoló enfrente de unas oficinas de Gobierno para exigir que sus demandas fueran escuchadas. Filipinas ... Palestina, -grité en mi mente- pero no. Fue en Veracruz y el hombre murió pensando que se había convertido en héroe y que sus peticiones se resolverían pronto. Pobre!
A pesar de tanta información, algo de mí se resiste a creer que todo eso ha pasado en mi país. Hace días oí en las noticias que habían detenido a los autores materiales del atentado de Morelia, tampoco eso lo puedo creer.
No sé que nos daña más como sociedad: Si el ver que prácticas tan crueles e inimaginables se materializan, o el comprobar que nuestro sistema judicial es una de las instituciones a las que más desconfianza tenemos. Aguila o Sol, me siento muy triste.

No hay comentarios: