10 meses trabajando sin parar hicieron estragos en mi cuerpo y en mi espíritu, así que después de un berrinche que terminó en discusión decidí que era hora de tomar vacaciones. No será mucho tiempo, pero servirá. Antes de salir de la oficina llamé a Marthis para confirmar mis derechos laborales. Por cierto, Martha es la antítesis de las estudiantes de leyes ¿porqué? pues porque en la escuela hay una leyenda urbana de que las mejores estudiantes, las más clavadas terminan haciendo nada de la abogacía y los burros se transforman en unos súper abogados. No es su caso, fue una alumna brillante, tiene un muy buen trabajo como abogada, marido, amigas y amigos y es genial. Que padre ser amiga de alguien tan inteligente -porras para Martha por actualizarme en lo que ya sé y olvido por trabajar para un corporativo gringo-.
He hecho de correr un estilo de vida y ya no quiero ser velocista, quiero, necesito tener tiempo para trabajar, pero también para ser yo, para estar con mis niñas y con mi esposo, con mis amigos, para dormir, para enfermarme, para comer, para ir de compras, para ser una hija, hermana, nuera, tía, cuñada, vecina, mutante, pasajera, humana CON tiempo. La clave es la administración y es una de las muchas cosas que no he aprendido. Sé que en 4 días no voy a desenmarañar los secretos de la organización del tiempo, pero al menos volveré con más bríos a la vida laboral, o tendré mas ganas de empezar la búsqueda de otro empleo si es que me corren.
Ayer pasé un día padrísimo con mis hijas, comí comida recién hecha, fui por mi esposo a su trabajo, ví la tele, arreglé los closets y descubrí -con mucha pena- que en la cocina hay un calendario que tiene 28 días diciéndome "Always remember... to someone you mean the world". Y ese "alguien" no es el banco. Por favor piensen en mí y mándenme buena vibra para que renazca la guerrera que siempre he sido. Hasta el viernes estaré en casa y estaré feliz.
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